miércoles, 4 de octubre de 2017

EL PORQUÉ DE LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS

¿POR QUÉ SE PRODUCEN LAS ENFERMEDADES RESPIRATORIAS?


Uno de los principales factores causales de enfermedades respiratorias es, sin duda, el hábito tabáquico, especialmente el consumo de cigarrillos. La EPOC y el cáncer de pulmón son las dos complicaciones respiratorias más importantes que produce esta drogadicción. De hecho, el 90% o más de los pacientes afectos de una EPOC es o ha sido fumador. Algo similar ocurre con el cáncer de pulmón, ya que el tabaco es directamente responsable de la mayoría de los tumores que aparecen en este órgano. No obstante, el hábito de fumar puede llevar a padecer otros problemas respiratorios como, por ejemplo, un neumotórax espontáneo, una bronquiolitis o un granuloma eosinofílico pulmonar. En cualquier caso, el riesgo de padecer una enfermedad respiratoria varía según el número de años que el individuo lleva fumando, la intensidad de este consumo (es decir, el número de paquetes que se consume cada día) y, en
el caso de que se haya abandonado este hábito, el intervalo de tiempo transcurrido desde entonces. Se ha demostrado que al dejar de fumar cesa la acelerada pérdida de función respiratoria que ocasiona el tabaco, que a partir de ese momento se iguala con la caída que se experimenta como consecuencia del envejecimiento normal. Del mismo modo, a medida que pasa el tiempo desde que se dejó de fumar disminuye progresivamente el riesgo de padecer un cáncer de pulmón o cualquier otra enfermedad relacionada con el tabaco. La exposición pasiva al humo del tabaco, ya sea en el domicilio o en el lugar de trabajo, puede agudizar cualquier enfermedad de las vías respiratorias previamente existente. Además, puede constituir un factor de riesgo para el desarrollo de tumores. Así, se estima que el tabaquismo pasivo incrementa el riesgo de sufrir un cáncer de pulmón en un 25%. Para hacerse una idea de la magnitud del problema cabe se- ñalar que alrededor de 5.000 personas fallecen en España cada año por este motivo, una cifra similar a la que ocasionan los accidentes de tráfico. Otra causa que puede favorecer el desarrollo de enfermedades respiratorias es la inhalación de sustancias tóxicas. Este tipo de exposición puede tener un carácter profesional o recreativo, lo que resalta la importancia de recoger bien, en la historia clínica, los antecedentes laborales y personales del enfermo. Estos antecedentes a veces revelan la existencia de una exposición insospechada, pero que se relaciona con el trabajo, el ocio, el domicilio o las costumbres del paciente. Entre las sustancias tóxicas más importantes se encuentran los polvos inorgánicos asociados a las neumoconiosis (sobre todo el amianto y el sílice) y los antígenos orgánicos relacionados con las neumonitis por hipersensibilidad (principalmente los antígenos de mohos y proteínas animales). Por otra parte, el enfermo asmático puede sufrir una agudización tras la exposición a alergenos ambientales (ácaros del polvo, caspa de animales domésticos o alérgenos del exterior, como el polen) o a irritantes ocupacionales (disocianatos y otros). La exposición a agentes infecciosos concretos, como consecuencia del contacto con personas que padecen una infección respiratoria conocida o de la residencia en una zona con agentes patógenos endémicos, puede provocar diversas infecciones de la vía aérea. Las alteraciones en los mecanismos de defensa del huésped, como ocurre en los pacientes con enfermedades de la sangre o de los ganglios linfáticos, puede facilitar la aparición de estas infecciones. 

Algunas enfermedades facilitan el que los pacientes que las padecen desarrollen complicaciones respiratorias. Entre ellas cabe citar a las enfermedades reumáticas, que pueden asociarse a trastornos pleurales o pulmonares. Otras veces, las enfermedades respiratorias son una complicación del tratamiento que se lleva a cabo para un proceso no respiratorio, bien por efecto de dicho tratamiento sobre los mecanismos de defensa del individuo (inmunosupresores, quimioterapia contra el cáncer), con la infección consiguiente, o bien por un efecto lesivo directo del agente terapéutico sobre el pulmón (quimioterapia, radioterapia, etc.) o sobre las vías respiratorias (como sucede con ciertos fármacos). En algunos casos existe una predisposición genética que favorece la aparición de algún trastorno respiratorio. Los antecedentes familiares tienen interés en el estudio de las enfermedades que tienen un componente genético, como ocurre con la fibrosis quística, el enfisema producido por el déficit de alfa- antitripsina y el asma.

Tomado de: https://www.fisiorespiracion.es/enfermedades_respiratorias_consejos_pacientes.pdf 

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